Carmen Calvo. Postal, 2022

Carmen Calvo

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Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022
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Carmen Calvo (Valencia, 1950) es una de las artistas visuales más importantes de nuestro país. A través de su obra, indaga de una manera crítica, a la vez que poética, en los vestigios del pasado y en la memoria de nuestro país. Calvo ha llevado a cabo múltiples exposiciones y ha sido objeto de un gran número de reconocimientos y encargos públicos. Por ejemplo, en el año 1997 representó a España, junto con Joan Brossa, en la Bienal de Venecia. Entre sus exposiciones retrospectivas encontramos la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2002) y la de la sala Kubo Kutxa de Donostia (2019), así como la reciente gran exposición que ha preparado el IVAM (2022). También ha creado varias obras para espacios públicos, como el techo de la escalera del palacio de Benicarló, sede de las Cortes Valencianas (1994). En 2013 se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas, en 2014 fue nombrada académica de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y su más reciente reconocimiento fue en 2020 al recibir el Premio Julio González.

Tras las series Escrituras, Paisajes y Recopilaciones, realizadas con pinceladas de arcilla, creó bodegones con formas abstractas de yeso, hierro y arcilla, y trabajó con objetos hallados repletos de una gran carga emocional. Más tarde pasó a utilizar el medio fotográfico, con ampliaciones de fotografías de los años cuarenta, cincuenta o sesenta que manipula con pintura y con objetos como pueden ser cuerdas, cintas, manos de cera, cabellos, máscaras y agujas. Son retratos colectivos o individuales de una época de silencio y represión, tratados con acidez e ironía y, a veces, cercanos a la poética surrealista.

Esta exposición empieza con una pequeña retrospectiva de la artista valenciana, seguida de un conjunto de obras que Calvo ha creado durante la pandemia. Concluye con obras realizadas de forma expresa para esta propuesta y que se inspiran en la obra de Picasso.

Emmanuel Guigon con la colaboración de Victòria Combalía

Abierta al público: 05/5/2023 - 03/9/2023

Sala 1

Carmen Calvo inició en los años setenta del siglo pasado una de las andaduras más personales dentro del arte español. Su formación en bellas artes y en el mundo de la alfarería le hizo subvertir los códigos y tratar el barro como si fuera pintura o escultura. Fascinada por la arqueología, coloca pequeños moldes u objetos varios tal como los arqueólogos o los tenderos ordenan sus hallazgos o mercancías. Por otro lado, las recopilaciones en estanterías muestran formas de escayola o yeso extraídas de moldes de cartón, cuya austera estética remite a Morandi.

Sus fotografías manipuladas con objetos o pintura constituyen una lúcida crítica social a la cerrada España de la posguerra, a sus instituciones represivas y a sus corsés morales. La infancia es en ella un motivo recurrente, y en esta exposición la pieza final alude a un episodio de abuso infantil sucedido en los años noventa.

Carmen Calvo. Sense títol. Col·lecció de l'artista. Foto: Juan García © Carmen Calvo, VEGAP, Barcelona, 2023
Carmen Calvo. Sense títol. Col·lecció de l'artista. Foto: Juan García © Carmen Calvo, VEGAP, Barcelona, 2023

Sala 2. Acumulaciones

Desde que descubriera el Museo del Louvre y su sección arqueológica, Carmen Calvo se sintió fascinada por el modo en que se colocan, ordenan y muestran los objetos. Por ello dispone sobre una tela, sujetos con alambre o hilos de empalomar, objetos encontrados, moldes metálicos o recuerdos personales como si fueran exvotos. Puede asimismo disponerlos en mesas o en vitrinas a modo de ruinas imaginarias. En sus Estanterías, recopila formas de yeso o escayola extraídas de moldes de cartón o de cajas, y el resultado son sobrios bloques geométricos que nos remiten a las composiciones constructivistas. La mirada y su ausencia es otro tema recurrente en Calvo: ha acumulado ojos de vidrio y en muchas ocasiones ha ocultado los ojos con pintura o diversos tipos de máscaras. La visión del artista y la ceguera del hombre o la mujer alienados.

Exposicíó "Carmen Calvo". Fotografia @MiquelColl
Exposicíó "Carmen Calvo". Fotografia @MiquelColl

Sala 3. No es un sueño, está pasando de verdad

Carmen Calvo aprovechó los meses de confinamiento provocados por la pandemia para visionar de nuevo algunas de las películas que habían influido en el desarrollo del imaginario de su obra. En esos días de soledad y reclusión forzosa, la artista capturó fragmentos de escenas, instantes y rostros que quedaron congelados en el tiempo tras activar el botón de disparo de su teléfono móvil. Esta retahíla de fotogramas fantasmagóricos, proyectada en la oscuridad, evoca un relato que refleja el sentimiento de claustrofobia y desasosiego provocado por la situación de aislamiento. ¡No es un sueño! !Está pasando de verdad! es el título de esta película collage, que se acompaña del ruido del roce del papel grabado durante el desembalaje de la instalación Una jaula para vivir.

Carmen Calvo. "Esto supondría una reflexión". Col·lecció de l’artista. Foto Juan García © Carmen Calvo, VEGAP, Barcelona, 2023
Carmen Calvo. "Esto supondría una reflexión". Col·lecció de l’artista. Foto Juan García © Carmen Calvo, VEGAP, Barcelona, 2023

Sala 4. El tiempo que apasiona

Desde su aparición en Europa en el siglo XIX, la postal ha desempeñado una destacada función patrimonial, ya que se ha utilizado para reproducir obras de arte. Objeto de interés que ha fascinado a curiosos, coleccionistas y artistas, la tarjeta postal ha sido objeto de manipulaciones, lúdicas y transgresoras, desde el futurismo y el surrealismo hasta las actuales corrientes artísticas. En 2018, Carmen Calvo realizó una serie de postales modificadas, El tiempo que apasiona, que ha completado con postales del Museo Picasso. Imagen tras imagen, las historias se suceden para definir una fantasmagoría muy personal, con sus propios juegos, comitivas y abrazos, sus gestos y sus momentos de entusiasmo, sus bailes, sus risas y sus peripecias. Un universo se abre paso así entre la luz y las tinieblas, entre la crueldad y la ternura. «Fiel mensajera de amor o de amistad», según palabras de Paul Éluard, la postal ya forma parte de nuestra vida diaria.

Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022
Carmen Calvo. Postal, 2022

Sala 5. Fotografías en blanco y negro

Carmen Calvo nos brinda un relato sumamente crítico de la España de posguerra, hasta aproximadamente los años sesenta del siglo XX. Este era un país dominado por la dictadura franquista, por la autoridad de la Iglesia católica y por unas estrictas reglas morales que había que acatar. A causa de la gran miseria que el país sufría, muchas personas, especialmente de medios rurales, emigraban a la gran ciudad. La educación era estricta, y estaba basada en la memorización y dividida por sexos. No había libertad de expresión y la condición de la mujer era la del sometimiento al padre o al marido. Para enfatizar la alienación y la despersonalización de los ciudadanos, Carmen Calvo nos presenta imágenes de aquellas épocas en negativo, llegando a tapar los ojos o el rostro entero de sus protagonistas con pintura. Los niños y niñas son un tema recurrente en su obra: con su uniforme escolar, como monaguillos, como víctimas de un sistema de leyes encorsetadas o como víctimas de abusadores sexuales o psicológicos.

Sala 6. Maniquíes

Desde sus inicios, la obra de Carmen Calvo ha explorado, metafóricamente, sentimientos, deseos y represiones. Su feminismo nunca ha sido de manifestaciones explícitas ni programático, pero ha denunciado sutilmente y con ironía los roles tradicionalmente asociados a la mujer. El tema de los maniquíes fue explorado frecuentemente por los artistas surrealistas, no solo para manipularlos, sino como algo próximo a la idea de un cuerpo desmembrado. Aquí los tres maniquíes son cuerpos femeninos de los que solo vemos el torso y las piernas. Pueden ser vistos como víctimas de una agresión o bien como alusiones corpóreas a juegos eróticos entre mujeres. Por otro lado, la obra Fontainebleau es una alusión al famoso cuadro Gabrielle d’Estrées et une de ses soeurs, de la escuela de Fontainebleau, que aportó sensualidad y ligereza al arte francés del siglo XVI y que siempre ha sido interpretado como un ejemplo de erotismo femenino. Aquí, las bellas aristócratas se truecan en muñecas decapitadas que se cogen de la mano.

Sala 7. "Una jaula para vivir"

La pieza Una jaula para vivir surge de un episodio real acaecido en 1997, del que Carmen Calvo tuvo noticia por un periódico: una niña de siete años había estado encerrada en una especie de jaula durante semanas. Carmen Calvo recrea esta historia llenando un habitáculo blanco con muñecas, peluches y otros objetos infantiles que solo pueden contemplarse a través de unos orificios en las paredes de la caja. Con ello, el espectador se convierte en voyeur, tal y como Marcel Duchamp hiciera con su obra Étant donnés (1946-1966), en donde se vislumbraba un cuerpo fragmentado de mujer estirado sobre unas hierbas y sosteniendo una lámpara de gas. Dentro de la caja se divisa un maniquí adolescente y masculino, cuyo rostro está tapado por una máscara negra y que intuimos que puede tratarse del abusador. El dramatismo de la escena se acentúa por la voz de muñeca que pronuncia un lastimoso «tengo hambre». La caja viene acompañada de dibujos en los que vemos a niños mutilados, llorando o incluso chorreando sangre. Una obra que denuncia una lacra de nuestra sociedad.

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